viernes, 2 de mayo de 2014

Las lunas de Júpiter, Alice Munro


"Las lunas de Júpiter"
 Alice Munro


   ¿Qué puedo decir que sea de utilidad o novedoso entorno a algún escrito de Alice Munro? Definitivamente nada. No se gana un Premio Nobel sin méritos y mucho menos sin miles de seguidores al rededor del mundo. Pero sí puedo, para aquellos que como yo no la conocían antes de su premio, exponer muchas razones para apremiar su lectura.

En primer lugar, es una mujer. Y ya sé que no es la primera, pero definitivamente inclina la balanza un poco en este premio que durante años ha pertenecido al género masculino. Y no me mal entiendan, no lo digo con intenciones sexistas, sino con un profundo orgullo al ser testigo de que las letras de las mujeres cada vez cobran más relevancia en todos los aspectos.

En segundo lugar, transformar un género literario y ser considerada "la maestra del relato contemporáneo", este sólo hecho es para despertar interés genuino entre lectores acérrimos, escritores nóveles, y prácticamente cualquier persona interesada en la lectura.

En tercer lugar, la valentía de su escritura. Que deja en manifiesto una fidelidad absoluta a su convicción de escritora. Algo que podemos apreciar fácilmente en sus textos, pues si bien son todos ellos breves, sus personajes se encargan de hacerse escuchar exponiendo "la herida en la llaga" sin pretensiones y con una frialdad meticulosa.

En cuarto lugar y esto lo digo como una humilde aspirante a escritora, hay mucho que aprenderle a Munro. La construcción de sus frases, el ritmo de sus escenas, la consolidación de sus personajes, y mil detalles más que sin duda dan lugar a ser considerada una maestra en su género.

En quinto lugar, como ya había mencionado en la entrada en que hablo sobre "La vida de las mujeres". ¿Quién mejor que una mujer para hablar sobre nosotras mismas? Sin dejar de lado a los grandes que lo han hecho, entre ellos mi favorito y respetado León Tolstoi. Aún así, nadie mejor que una mujer para ser juez implacable y filoso en estos aspectos que nos conciernen, más allá de nuestras acciones o sentimientos. Eso profundo, intrínseco, que nos hace ser diferentes, nos define y nos distingue. Alice Munro es excepcional destacando esos detalles mínimos que engloban una personalidad en una frase.

"Las lunas de Júpiter" son la segunda novela que leo de esta autora. Sus escenas permanecen como instantáneas de una antigua cámara polaroid, en mi mente capturando momentos cargados de sentimientos, capaces de hacer vibrar fibras en sus lectores. Sí esto no es cercano al Arte, no se de que forma definirlo.

Puedo seguir enumerando razones, pero prefiero quedarme con las palabras de Jonathan Frazen, pues resume de una manera excelente todo lo que puedo decir en mil frases:

"¡Lean a Munro! ¡Lean a Munro!"
Jonathan Franzen



Alice Munro

Alice Munro nació en Wingham, Ontario, en julio de 1931. Vivió primero en una granja al oeste de esa provincia canadiense, en una época de depresión económica; esta vida tan elemental fue decisiva como trasfondo en gran parte de sus relatos.
Conoció muy joven a James Munro, en la Universidad de Western Ontario; ejerció trabajos manuales para pagarse sus estudios. Se casó en 1951, y se instalaron enVancouver. Tuvo su primera hija a los 21 años. Luego, ya con sus tres hijas, en 1963 se trasladó a Victoria, donde manejó con su marido una librería.
Se divorció en 1972, y al regresar a su estado natal se convirtió en una fructífera escritora-residente en su antigua universidad. Volvió a casarse en 1976, con Gerald Fremlin. A partir de entonces, consolidó su carrera de escritora, ya bien orientada.

3 comentarios:

  1. Ana, cuànto me alegro de que hayas disfrutado y admirado a Munro. Y que, tal como ella lo deseaba, las imágenes de sus relatos se quedan contigo....una maravilla!

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  2. Reconozco que el rumano Cartarescu me parece un escritor de una valía excepcional y quizá se merecía el nobel del año pasado, pero no me sorprendió que se lo dieran a Alice Munro, su prosa esconde dentro de su sencillez una lectura subliminal que no es facil de captar a la primera (necesité una segunda lectura para discernir lo que realmente quiere decir, hay que leer entre líneas. Cuenta lo que por defecto no escribe. Una maravilla, en fín, seguiré con sus lecturas.

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  3. Es una delicia leer a Alice Munro. Merece la pena releer sus obras por que siempre descubres algo nuevo.

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